FELICIDAD: Reino de Dios, Nirvana, Tao... La Salvación a nuestro sufrimiento


Consiste en vivir según las leyes divinas, es decir, en armonía con el Universo. Para ello debemos cumplir con nuestro propósito de vida, realizando humildemente la misión que tenemos encomendada. 

Realizando nuestro propósito de vida la naturaleza nos gratificará y seremos felices, fluyendo en consonancia con el Universo. No hay mayor satisfacción que esa. 

Cada persona tiene una misión diferente, consistente en un servicio a la Humanidad para acercarla a la armonía con el Universo. Todas las misiones son complementarias entre sí, o lo que es lo mismo, todas las personas se complementan las unas con las otras, como si entre todas formáramos un puzzle. 

Descubrir nuestra misión y, sobre todo, ponerla en práctica es el camino de la liberación del sufrimiento, el camino a la Felicidad. 

Las misiones consisten en hacer que los demás encuentren también sus misiones y las pongan en marcha. De esa manera todos conseguimos ser felices. 

Cuando comenzamos a realizar la misión nacemos a una nueva vida. Por tanto, nacemos dos veces, una desde el interior de la madre, y otra desde nuestro propio interior. Toda nuestra vida cambia radicalmente en este segundo nacimiento. Lo vemos todo desde una perspectiva diferente, y todo cobra sentido. Lo que antes no entendíamos ahora lo entendemos, y lo que nos parecía injusto ahora tiene razón de ser. Perdemos los temores, pues ya no son necesarios, porque no hay nada que temer. Ganamos libertad, pues las cadenas eran solo ficción. Nos relajamos y nos dejamos llevar por la corriente, pues el mar conoce todas las costas y siempre sabrá llevarnos a buen puerto. 

Por ello lo importante no es vivir, es volver a nacer. 

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