El Miedo Llama al Miedo


Cuando las personas se interesan por los temores, incluso por los ajenos, la mente no puede evitar ponerse en alerta, pues la supervivencia depende de ello. Esta alerta nos hará revisar a fondo nuestra vida, en busca de posibles peligros. Todos recordaremos haber visto alguna película de miedo y no poder dormir luego, mirando una y otra vez a nuestro alrededor en busca de algún peligro, pues lo mismo ocurre cuando sentimos cualquier preocupación, ya sea nuestra o de otras personas.

Este estado de alerta hace que nos fijemos más en los problemas, y les demos mayor importancia, a la vez que nos provoca ansiedad y todo el desgaste físico y psicológico que conlleva.

Además, al tener el foco de atención puesto en el riesgo, todos los recursos se destinan a este, y se suspenderán algunas funciones normales de la vida.

Una de esas funciones es la percepción de la Divinidad, la cual queda mermada por la falta de recursos para ella. Es decir, al tener toda la atención puesta en los posibles problemas será mucho más difícil sentir la presencia divina en nuestras vidas. Como bien sabemos, la Divinidad es la principal fuente de sustento y protección, por lo que sin esta será prácticamente imposible salir del sufrimiento. Se necesitará mucha fuerza de voluntad para poderlo lograr.

Podemos resumir diciendo que el miedo es muy contagioso y cuando se nos pega cuesta mucho soltarlo. Por ello debemos evitar las preocupaciones, lo cual se logra teniendo fe en la protección divina.

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