La Infinita Incomprensión
Cuanto más intentamos comprender la Divinidad más incomprensible se nos presenta. Cuanto más profundizamos en ella más nos damos cuenta de que no sabemos nada. Cuanto más la estudiamos más desafiante se vuelve su misterio. ¡Qué gran misterio!
Tal es su incomprensión que
ha dado lugar a las más variopintas interpretaciones, las cuales han derivado
en infinidad de creencias a lo largo de la historia.
Pero hay una cosa que sí
conocemos con certeza, su existencia. Y la Humanidad ha sabido esto desde sus
orígenes. Todas las culturas han percibido y tenido muy en cuenta la Divinidad.
Y exactamente ¿qué
percibimos de esta? Si hacemos un análisis veremos que los resultados se
resumen en una tímida comunicación y un infinito poder sobre nuestro destino.
La Divinidad nos envía mensajes mediante señales de todo tipo que debemos
interpretar. Pueden aparecerse de cualquier manera, ya sea en el mundo físico o
en nuestros sueños y pensamientos. Y debemos ser muy intuitivos para
percibirlas, de lo contrario se nos pasarán de largo sin apreciarlas.
¿Y la Divinidad nos escucha
a nosotros? Siempre, está atenta a toda nuestra vida en todo momento. Prueba de
ello es que las señales van en consonancia con nuestras acciones, pensamientos
o peticiones, a modo de respuesta frente a estos.
Hay veces que parece que no
nos hace caso, que nos ignora o no nos escucha, pero no es así, siempre nos
está viendo, lo que ocurre es que solo actuará si lo cree conveniente.
Respecto a su infinito
poder, no solo queda claro con la comunicación bidireccional que acabamos de
explicar, sino que sobretodo se manifiesta en acciones de todo tipo sobre el
porvenir de nuestras vidas.
De todo ello deducimos la
infinita inteligencia de la Divinidad, a la cual no se le escapa ni un solo
detalle del Universo. Conoce las vidas de todos nosotros y las compagina unas
con otras en una red de relaciones interpersonales gigantesca. Esta perfecta
sincronicidad nos demuestra la unicidad de todo. Todo está en manos de una
única inteligencia.
Pero lo más importante es
que todo lo que ocurre en nuestras vidas siempre es para mejorarnos como
personas, lo cual justifica todos los sufrimientos. No hay mal que por un bien
mejor venga, incluso aunque no lo veamos así en su momento.
Y ello solo puede significar
una cosa, el amor infinito de la Divinidad hacia todos nosotros, hacia todo el
Universo, porque todo ocurre siempre para bien, todo evoluciona a mejor.
Lo único que comprendemos es
que la Divinidad es amor puro.
Comentarios
Publicar un comentario