Todo es Emoción


¿Qué son las emociones? Podríamos decir que algo inmaterial y abstracto que no se puede ver pero que todos sentimos y conocemos muy bien. Estas se dividen en diferentes tipos y pueden variar desde positivas a negativas.

¿Y para qué sirven las emociones? Para forzarnos a tomar decisiones, obligarnos a realizar ciertos actos, etc… Por tanto, podemos decir que las emociones son energías muy poderosas que influyen fuertemente sobre nuestra actitud.

Y no solo eso, las emociones son nuestro estado de conciencia y las que gobiernan nuestras vidas. Podemos afirmar que son las dueñas de nuestra existencia. De hecho, no existe nada más importante que nuestras propias emociones.

Por ello se identifica a las emociones con el alma, porque al fin y al cabo son la esencia de la persona, su energía vital.

Pero si vamos un poco más allá, nos daremos cuenta que todo en la vida es emoción. Y que lo material es simplemente el lienzo donde estas se plasman. Por ejemplo, lo importante no son el papel o la tinta de este escrito, ni siquiera las letras, lo verdaderamente importante es la emoción que este material encierra y transmite a la mente del lector. Un libro no sería nada si su contenido no transmitiera emociones a nuestra mente.

Y de igual manera ocurre con toda la materia. Si analizamos cualquier cosa material veremos que su verdadera importancia radica en la emoción que nos transmite. Pensémoslo por un momento, el material no tendría valor sin la emoción que este despierta en nuestra mente. ¿Qué sería un instrumento musical sin música que nos emocione? ¿O un alimento si no nos saciara la emoción del hambre? ¿O una silla si no nos aliviara la emoción de cansancio? ¿O un semáforo si no nos transmitiera la emoción de prudencia para obligarnos a parar? ¿O el trabajo si no tuviéramos la emoción de satisfacción por su propósito?

Sin emoción nada tendría valor. Somos pura emoción, pura energía emocional, y la materia no es más que el instrumento de transmisión de emociones, que nos ayuda a canalizarlas. Por ello debemos manejar la materia cuidando que canalice buenas emociones y no malas emociones.

De igual manera usamos velas, imágenes, inciensos, oraciones, etc. en nuestra vida espiritual. Estos materiales solo son meros instrumentos para canalizar nuestras emociones, siendo estas últimas lo verdaderamente transcendente. Los objetos son únicamente símbolos para ayudarnos a poner de manifiesto nuestras emociones.

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