Fe y Paz

La fe es la creencia de que existe algo más que el mundo material. Desde los albores de la historia la Humanidad ha tenido fe, siendo esta una característica común de todas las culturas del mundo.

¿En qué se han basado las diferentes culturas para dar por hecho de forma unánime que existe “el más allá”? Se trata de un pregunta muy importante, por lo que vamos a analizar la cuestión paso a paso para ir dando posibles respuestas.

Lo primero que se nos puede venir a la cabeza es que la fe surgió para dar respuestas a los fenómenos incomprensibles de la naturaleza. De esta manera se conseguía justificar fenómenos que el ser humano no sabía explicar de otra forma. Es un argumento que hoy en día aún sigue usándose por mucha gente, pero que cada vez tiene más críticas en su contra debido al desarrollo de la ciencia, la cual “parece” tener respuesta racional para todo.

Otro argumento para originar la fe sería usar esta como apoyo emocional tras la muerte de un ser querido. De esta manera sería más llevadero el duelo, pues daría por hecho que el difunto no ha desaparecido del todo, y solo ha viajado a otro lugar. Por extensión, esta misma función de la fe también se aplicaría a otros tipos de sufrimiento humano, aportando consuelo y esperanza.

Por último, otro motivo muy importante por el que surgió la fe sería por las experiencias sobrenaturales que viven algunas personas. Estas personas han jugado un papel importantísimo en la consolidación de la fe, ya que sus experiencias han sentado las bases de todas las creencias religiosas, y han actuado como líderes espirituales. Por ello, se trata de una respuesta esencial a la pregunta formulada más arriba.

El vivir en un mundo material nos fuerza a ser materialistas, y por comodidad tendemos a tener una visión exclusivamente terrenal. Para desarrollar la fe tenemos que creer en las experiencias sobrenaturales de otros o vivirlas nosotros mismos. Por tanto, desarrollar la fe es un acto 100% voluntario de cada persona.

Pero una vez desarrollada la fe, la persona abre los ojos a una nueva realidad más extensa, que abarca el mundo material y mucho más. En ese momento todo empieza a cobrar sentido en la vida. Poco a poco la persona va entendiendo que todo ocurre por una razón, que nada es casualidad, incluso se da cuenta que todo el sufrimiento siempre es por una buena causa, aunque en un primer momento no lo parezca.

La fe también abre el canal de comunicación con lo divino, y cuanto mayor sea esta mayor será esa comunicación, siempre teniendo en cuenta que unas personas son por naturaleza más abiertas a esta comunicación y otras no, por lo que a muchas les costará más trabajo mantener la fe.

Como dijimos antes, la fe aporta consuelo y esperanza, nos da seguridad, trayendo la paz a nuestras vidas. Y la paz es primordial para ser felices. Por tanto, la fe es imprescindible para encontrar la felicidad plena.

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