El Propósito del Universo

¿Hay algún propósito en el Universo?

Las posibles respuestas a este interrogante solo pueden ser dos:

1. Si, existe por un motivo.
2. No, existe porque es, sin motivo.

Sea como sea, observando vemos que el Universo es evolución. Todo cambia continuamente para adaptarse a las condiciones del entorno, las cuales también varían constantemente debido a la evolución de los objetos que conforman dicho entorno. Es una reacción en cadena donde todo afecta a todo, y esta reacción forma estructuras cada vez más complejas y eficientes, siendo ese el resultado de la evolución. Y este proceso progresará indefinidamente mientras haya energía en el Universo.

En nuestro planeta podemos ver como la inteligencia ha avanzado de igual manera, evolucionando para adaptarse a los desafíos del entorno. De hecho, la inteligencia es parte de la evolución del Universo. Y lo mismo debe ocurrir en el resto del Universo, lo cual argumenta la existencia de inteligencia extraterrestre.

Es decir, podemos asumir que el Universo es una máquina que da como resultado aumentar indefinidamente la inteligencia.

Pero, ¿qué es la inteligencia? La inteligencia se puede definir como la gestión de los recursos del entorno para aprovecharlos lo mejor posible, lo cual vemos que coincide con el término economía.

La materia organizada naturalmente y que posee inteligencia es lo que denominamos vida. Por tanto, cualquier ser vivo se puede describir como materia con inteligencia.

Podemos resumir la evolución de la materia con el siguiente esquema:

        Seres Inertes (sin inteligencia)   ->   Seres Vivos (con inteligencia)

Pero, ¿qué ocurre cuando los seres vivos (con inteligencia) continúan evolucionando?:

Seres Inertes (sin inteligencia) ->Seres Vivos (con inteligencia) -> Amor Incondicional (Ultra Inteligencia)

¡Surge el amor! Porque el amor es el grado máximo de la inteligencia, pues el amor aumenta las posibilidades de supervivencia a nivel de grupo. Un grupo social, donde existe el amor entre sus miembros, podrá sobrevivir mucho mejor en el entorno, pues el amor provoca que sus miembros cooperen entre sí y se ayuden los unos a los otros. Por tal motivo, la evolución del Universo produce como resultado final amor incondicional.

¿Se puede evolucionar más allá del amor incondicional? Parece ser que no, el amor es el máximo grado de evolución del Universo.

Y ¿qué es el Universo? El Universo es la interacción de la energía en el vacío del espacio. En el concepto “energía” también se incluye la materia, pues como dijo Einstein, la materia es solo una forma de energía, por lo que la materia forma parte de la energía.

La energía repartida por el espacio genera flujos “energéticos”,  es decir, movimientos de energía (incluida la materia) que provocan la evolución del Universo. Y como ya hemos visto, la evolución acaba produciendo amor. Por ello, el amor es el resultado de la interacción entre la energía y el vacío espacial.

En el mundo espiritual, la energía se conoce como “Luz”, y el vacío como “Oscuridad”. Por tanto, el Amor es la consecuencia de la interacción entre la Luz y la Oscuridad.

De aquí deducimos que la energía o luz no es amor por sí sola. De igual manera, el vacío u oscuridad tampoco es amor. Porque el amor solo surge cuando interactúan ambos términos a la vez:

     Luz + Oscuridad = Amor

Volviendo a la pregunta inicial del tema, podemos confirmar que, de existir un propósito, la única finalidad posible del Universo es unir la Luz y la Oscuridad para producir Amor.

El amor solo se puede manifestar ayudando con humildad. Pero para ayudar es necesario tener un problema, dificultad, etc… que superar, el cual se corresponde con la oscuridad. Por ello se necesita la oscuridad para poder manifestar el amor.

Si como se dice, la Divinidad es la Luz, esta no puede experimentar el amor, porque para ello le hace falta Oscuridad, y no la tiene. Para poder experimentar el amor la Divinidad necesita encarnarse y olvidar lo que es (Divinidad), adquiriendo una nueva conciencia que le haga vivir el juego de la vida dentro de un cuerpo humano, de manera que crea que es real.