El Deterioro de las Creencias Religiosas
Las creencias religiosas, entendidas como conjuntos de normas para acercarnos a la Divinidad, van evolucionando con el paso del tiempo, de igual manera que ocurre con otras tradiciones culturales. Esta evolución va adaptando al momento presente la herencia cultural de nuestros antepasados, eliminando cosas, incorporando otras nuevas y modificando algunas de las que ya estaban.
El origen de estos cambios se puede resumir en dos
fuentes. Por un lado tendríamos la fuente de la razón, siendo esta el resultado
del intelecto humano, y por otro lado la fuente divina, basada en las verdades
reveladas por la Divinidad.
La razón siempre conlleva un interés por parte de sus
autores, por lo que no puede considerarse pura. Al estar teñida de egoísmos,
temores, ira y otros defectos humanos, puede llegar a transformar la religión
en un sistema autoritario de control sobre la población, incluyendo opresión y
violencia, como lamentablemente sabemos que ha ocurrido a lo largo de la
historia.
La fuente divina basada estrictamente en las verdades
reveladas es pura. Su mensaje solo contiene amor y está libre de connotaciones
negativas. La Divinidad nunca obliga a nada, carece de violencia y nos da total
libertad, lo que se conoce como libre albedrío, dejando en manos de cada
persona la elección de su camino.
Como ya imaginaremos, las creencias religiosas son una
combinación de estas dos fuentes, dando como resultado la pluralidad de
tradiciones que conocemos, con sus pros y sus contras.
Es un tira y afloja que existe desde los albores de la humanidad,
pero que parece haberse desviado notablemente hacia el lado de la razón desde
la época Neolítica, cuando surgieron los primeros estados, y con ellos los
sistemas de control poblacional sobre extensos territorios. La religión sirvió
para controlar y oprimir de un modo autoritario a las diferentes poblaciones
que ocupaban un estado o imperio, la mayoría de las veces compuestas por
diversas etnias con infinidad de costumbres que no tenían nada que ver las unas
con las otras.
Los resultados de esta forma de actuación ya sabemos cuáles
han sido, violencia de todo tipo, incluida la guerra. Pero no solo queda ahí el
perjuicio, sino que consecuentemente las personas han visto la religión como un
sistema contrario a sus fines divinos, pues el mensaje de esta ha sido
corrompido. Esto ha conllevado a la pérdida de fe y al aumento de la
incredulidad entre la población.
Por todo ello, hoy en día, que vivimos en una sociedad globalizada
y en total comunicación, donde somos conscientes de la historia y sus
consecuencias, es hora más que nunca de empezar a corregir los errores del
pasado y avalar por una fe libre, tolerante y basada estrictamente en la
verdad.
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