Porcentajes Emocionales

Podemos empezar este tema preguntándonos por qué cada personalidad es diferente a las demás. La respuesta es porque aunque tenemos las mismas emociones, estas están en proporciones diferentes en cada persona.

A este hecho se le denomina "porcentajes emocionales". De igual manera que todos tenemos características físicas variables, como estatura, peso, color de piel... las características emocionales (afectividad, egoísmo...) también son variables, pudiéndose medir en términos de porcentajes. Estos porcentajes son los que determinan la personalidad de cada individuo.

Aunque todos nacemos con unos porcentajes emocionales predefinidos, estos se ajustan durante la infancia más temprana como respuesta al entorno, es decir, a las experiencias vividas. Incluso se puede decir que este ajuste comienza mucho antes de nacer, durante la gestación del feto. Una vez transcurridos los primeros años de niñez estos porcentajes apenas variarán a lo largo de nuestra vida, manteniéndose más o menos inalterados, y conformando así una personalidad concreta.

Aunque los porcentajes emocionales queden establecidos en la infancia, esto no significa que en nuestra etapa adulta no puedan ser modificados. Se dice que el cerebro tiene plasticidad, es decir, se puede modelar, y aunque es verdad que una vez aprendido algo es difícil modificarlo, no es imposible, y todo depende del empeño y dedicación que pongamos en practicar el nuevo aprendizaje.

Así que nunca es tarde para modelar nuestra personalidad. Todo es cuestión de tener voluntad en hacerlo, sobretodo cuando algún porcentajes emocional nos está perjudicando.

Para modificar el porcentaje de una cierta emoción podemos empezar buscando y analizando la causa que ha provocado que sea así. Normalmente estas causas las encontraremos en las vivencias de nuestra infancia, y para los que creen en la reencarnación incluso las encontrarán en vidas pasadas. También es muy habitual heredar patrones de conducta de nuestros familiares más cercanos, sobretodo de los padres. En definitiva se tratarán de respuestas frente a miedos.

Una vez localizadas las causas, el siguiente paso es el perdón y vencer los miedos. Es el paso más importante y muchas veces el más difícil, pero siempre superable en cualquier caso. Solo hay que ponerse en el lugar de las personas que han podido dañarnos y entenderlas.

Superado el perdón ya solo quedará esforzarnos en corregir nuestra actitud. Al principio nos costará trabajo, pero con el tiempo será cada vez más fácil. En este paso es muy importante valorar las ventajas que nos traerá el cambio frente a las "ventajas" que anteriormente creíamos obtener con nuestra mala conducta.

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